En este artículo hablaremos sobre cómo afectan las pantallas a nuestros ojos. Además hablaremos de la luz azul y de cómo protegerse frente al uso de pantallas digitales.
¿Cómo afectan las pantallas a nuestros ojos?
El avance de las tecnologías nos ha convertido en seres completamente digitales. Ha hecho que las pantallas formen parte de nuestra vida diaria y cada vez son más las horas que pasamos delante del ordenador, ya sea en el trabajo, en el colegio o en casa.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) reconoce que estar expuestos a la luz emitida por las pantallas de los dispositivos electrónicos supone un riesgo para la salud, por eso es importante que su uso sea moderado. Existen diferentes maneras de protegerse frente a las pantallas para así minimizar los problemas que pueden generar en nuestra salud ocular. Te lo contamos más adelante.
Los efectos de las pantallas sobre nuestra vista
Tras horas de exposición es normal que nuestros ojos estén cansados e incluso en algunos casos también podemos tener sensación de sequedad ocular. Te explicamos en qué consisten estos síntomas.
- Fatiga ocular. Es una enfermedad frecuente que consiste en la pérdida de agudeza visual y de sensibilidad al contraste. Se produce debido al uso intenso y de sobreexposición, en este caso producido por mirar la pantalla de televisión, ordenador u otros dispositivos. Los signos más comunes de la fatiga ocular son ojos llorosos o secos, visión borrosa, dolor de cabeza y ojos cansados, entre otros.
- Sequedad en los ojos. Aparece cuando las lágrimas no lubrican de forma adecuada, ya sean por ser insuficientes o inestables. Los síntomas más comunes cómo respuesta del cuerpo a la irritación de la sequedad ocular son la sensación de ardor o picor, sensibilidad a la luz y ojos llorosos, entre otros.
¿Cómo afecta la luz azul a nuestra visión?
Pantallas móviles, ordenadores, televisión y otros dispositivos electrónicos son algunas de las fuentes que emiten mayor cantidad de luz azul. Pero, ¿qué es exactamente esto de la luz azul?
La luz azul forma parte del espectro electromagnético (de toda la luz) que el ojo humano percibe. Para que lo entendamos de una manera sencilla, la luz está formada por diferentes luces de colores (lo vemos en el arco iris cuando la luz visible se descompone en diferentes colores), entre ellos encontramos la luz azul, situada la más cerca de la luz ultravioleta. Los estudios de laboratorio han demostrado que la luz azul penetra más en la retina y que la sobreexposición a este tipo de luz daña las células que forman parte de ella.
Protégete de las pantallas
En ocasiones es difícil reducir nuestro tiempo de exposición a estos dispositivos, ya que forman parte de nuestra vida diaria, pero hay diferentes hábitos y/u opciones para disminuir esta exposición, como:
- Correcta iluminación ambiental.
La luz siempre tiene que ser suficiente como para ver correctamente la pantalla sin forzar la vista. A ser posible se recomienda luz natural, aunque si es adecuada no hay problema que se trate de artificial. Es importante que las luces no creen reflejos en las pantallas. Además, se debe evitar colocar los aparatos digitales a contraluz, ya que se crean contrastes que pueden ser perjudiciales para nuestros ojos.
- Periodos de descanso.
Se recomienda que los descansos se realicen cada hora y con un periodo de cinco minutos antes de volver a estar expuestos a las pantallas. Es fundamental esta pausa para relajar los ojos y la vista.
- Distancia con las pantallas.
Nuestros ojos tienen que estar situados a una distancia correcta. Lo ideal es que las pantallas de los ordenadores estén situadas entre 50 y 60 cm de distancia de nosotros. Además, esto favorece a una correcta posición corporal en la que se evita forzar vértebras, cervicales o músculos.
- Utilizar gafas o lentillas adecuadas.
Existen tanto gafas como lentes diseñadas para mirar pantallas de móviles o de ordenador. Consiguen reducir de forma considerable el impacto del uso de dispositivos electrónicos, actuando cómo filtro de la luz azul.
Ahora ya conoces la importancia de cuidar nuestros ojos cuando estemos usando pantallas, principalmente cuando se haga un uso más longevo.