Las personas que sufren ojo seco o llevan lentillas tienen más opciones de padecer fotofobia. Te contamos los síntomas de la fotofobia y cómo debemos tener cura de nuestra salud ocular, sobre todo en verano.

Con la llegada del verano, la sensibilidad a la luz de tus ojos puede incrementar. Asegúrate de que proteges tus ojos como es debido.

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¿Tus ojos se vuelven más sensibles a la luz ahora que llega el verano? No te preocupes, es normal. En verano pasamos muchas más horas al aire libre, en la playa, en la piscina, con amigos… etc. En definitiva, es época de mayor luz solar. Por eso, es cuando más precaución hay que tener con la exposición ambiental, prestando un cuidado especial a nuestros ojos, para evitar daños oculares relacionados con la exposición a los rayos ultravioletas.


 ¿Qué es la fotofobia?

Es una molestia ocular que aparece ante una luz brillante o iluminación excesiva, que provoca que cerremos nuestros ojos como medida de protección. Tener fotosensibilidad no es una enfermedad, sino un síntoma que puede aparecer asociado a varios motivos y en distintos grados de intensidad.

En muchos casos la fotofobia es un síntoma que nos avisa de que algo va mal, por eso hay que prestar especial atención si empezamos a sufrir una mayor sensibilidad a la luz.


Si llevas lentillas o bien sufres ojo seco, tienes que vigilar aún más, ya que los portadores de lentillas son quienes más riesgo tienen de provocarse una herida en el ojo y tener fotofobia. Tal y como ocurre con las personas que sufren de ojo seco, ya que, al tener el ojo un poco irritado, la fotosensibilidad puede dañar el ojo con más facilidad. Por este motivo, a la mínima molestia es recomendable ir al especialista para que revise tu salud ocular.

¿Cuáles son los síntomas de la hipersensibilidad a la luz?

Los síntomas varían dependiendo de cada persona, pero los más comunes son:

  • Ojos secos con sensación de irritación.
  • Picor o escozor en los ojos.
  • Molestias al exponerse ante una luz intensa.
  • Necesidad de cerrar los ojos.
  • Ojos rojos con sensación de quemazón.
  • Dolor ocular y dolor de cabeza.
  • Visión borrosa.
  • Lagrimeo reflejo.

¿Cómo podemos proteger nuestros ojos?

 Cuando notamos que tenemos sensibilidad a la luz, sea cual sea la causa de ésta, debemos tomar una serie de medidas para proteger nuestros ojos, y más aún si estamos en verano:

  • En el aire libre, el uso de gafas de sol homologadas con filtros UV es lo más recomendable para evitar cualquier problema ocular. Para los niños llevar gafas puede ser incómodo, por eso es recomendable usar gorras con visera para proteger también sus ojos.
  • En el agua, sobre todo en las piscinas, debemos evitar el contacto de los ojos con el cloro, ya que puede producir irritación en los ojos. Utilizar gafas de natación que aíslen el ojo herméticamente es la mejor manera de prevenir afecciones oculares.
  • No es recomendable conducir si se padece fotosensibilidad, y en caso de conducir, es recomendable usar gafas de sol polarizadas, ya que este tipo de lentes neutralizan la luz solar.
  • Evitar el uso de lentes de contacto en playas y piscinas, puede prevenir posibles infecciones. 
  • Evitar la exposición continuada a aires acondicionados que favorecen la sequedad ocular por la evaporación de lágrima fisiológica.
  • En caso de notar los ojos irritados o secos, utilizar lágrimas artificiales con alta concentración de ácido hialurónico y sin conservantes, puede ayudar a la hidratación del ojo.

Estas medidas pueden ayudarte a reducir la sensibilidad a la luz de tus ojos, sobre todo en verano. Eso sí, en caso de que notes que tienes molestias o demasiada intolerancia a la luz, acude a un médico para que efectúe un diagnóstico adecuado, ya que esperar demasiado puede agravar el problema.

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